El significado de la vela de Pascua ha evolucionado y se ha profundizado a lo largo de los siglos. Con mayor propiedad, nos referimos a ella como el Cirio Pascual, ya que es uno de nuestros símbolos más prominentes del Misterio Pascual (la muerte de Jesús, su resurrección y su ascensión).

Los primeros cristianos utilizaban lámparas de aceite en sus reuniones. Los arqueólogos encontraron evidencia de estas lámparas en varios sitios, incluyendo las catacumbas.

A principios de la experiencia litúrgica de la Iglesia, estas lámparas tomaron significancia espiritual, representando la luz de Cristo y las vidas de los fieles cristianos (y comunidades) por medio de quienes la luz de Cristo brillaba en el mundo (ver Mateo 5, 16 y 25, 1-13, Apocalipsis 1, 10-12). Es por esta razón que usamos velas alrededor del altar y otras áreas del santuario en nuestras iglesias hasta hoy en día. 

Los primeros cristianos probablemente adoptaron la práctica de encender una sola lámpara en la noche (vigilia) del Sabbath por una costumbre judía. Esta lámpara, llamada lucernarium, permanecía encendida durante todo el Día del Señor en honor a la resurrección del Señor. La mayor vigilia de todas, por supuesto, era la vigilia de Pascua, de la cual deriva el significado de todas las otras celebraciones cristianas. 

La lámpara de aceite eventualmente se convirtió en una vela de gran tamaño que tomó más prominencia en la edad media, especialmente entre los cristianos de occidente. Se prestó particular atención al candelero, especialmente en Roma, donde era utilizado para catequizar a los cristianos en un significado más profundo del Misterio Pascual de Cristo. 

Un magnífico ejemplo — una escultura de 18 pies de altura gravada por Nicola d’Angelo y Pietro Vassalletto que data del 1170 — es preservada en la Basílica de San Pablo en los extramuros de Roma. Este candelero es particularmente importante porque se asemeja a las Columnas de la Victoria que se encuentran en el Foro Romano de los emperadores Marco Aurelio y Trajano. Pero esta Columna Cristiana de la Victoria (Cirio Pascual) celebra la victoria de Jesús sobre las fuerzas del caos, del pecado, la oscuridad y la muerte. 

Un poema inscrito en la base explica su bello significado y el significado del Cirio Pascual: Un árbol da fruto, yo, también soy un árbol, y doy luz. Llevo la ofrenda. Anuncio el día de fiesta, la buena nueva de que Cristo ha resucitado. Soy testigo de esa gran ofrenda.  Desafortunadamente, rara vez prestamos tanta atención catequética a la base en que se apoya el Cirio Pascual en los tiempos modernos.  

La relación entre Jesús y la luz del mundo (Juan 8,12) y los cristianos como instrumentos de su luz en un mundo oscurecido, se expresa en la iconografía que representa a los santos con el sol detrás de sus cabezas. Uno de los primeros ejemplos de esta imaginería en el arte cristiano se encuentra en el arco del triunfo de San Pablo extramuros, el cual data del siglo quinto y representa a Jesús usando la imaginería del Sol Invictus (“Sol Invicto”). Debido a que la palabra griega para el sol es helios, esta imagen de santidad se conoce comúnmente como un halo.

De manera similar, el Cirio Pascual nos recuerda que, como discípulos, debemos convertirnos en ventanas de la luz de Cristo para nuestro mundo oscurecido. Es por esta razón que la luz de la vela, la llama de la fe, el fuego del Espíritu Santo, es simbólicamente transmitido del Cirio Pascual a todos los fieles en la Vigilia de Pascua, y al nuevo cristiano en cada bautismo. 

Cuando veas el Cirio Pascual este año, fíjate en él no como una decoración en la iglesia, sino como un recordatorio de quién estás llamado a ser como persona bautizada en Cristo Jesús. 

Noroeste Católico – Abril 2021