WASHINGTON – El obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, le pidió a la vicepresidenta Kamala Harris el 25 de junio su colaboración con grupos religiosos como socios en un camino hacia una solución compasiva a los problemas de inmigración en las Américas y para “escuchar las voces” de los que han sido rechazados en la frontera.

También la invitó a unirse a los obispos católicos de Estados Unidos y América Central en una próxima reunión en Washington para hablar con el Congreso sobre las causas fundamentales de la migración.

En la ciudad fronteriza, donde el obispo ha acompañado a migrantes a cruzar un puente internacional en busca de refugio, la Iglesia Católica, junto con otras comunidades de fe, ha estado al frente del drama migratorio que se desarrolla y ha extendido una mano amiga, en forma de alojamiento, ropa, asesoramiento legal y comida, a inmigrantes que llegan de lugares lejanos.

Entonces, cuando el obispo Seitz se dirigió a Harris, después de que ella visitó un puerto de entrada estadounidense, donde los agentes de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. examinan a los solicitantes de asilo, él habló con años de experiencia detrás de él, trabajando y presenciando las obras de varios grupos religiosos, no solo católicos, tratando de abordar el tema.

“¿Por qué es importante su visita hoy? Las fronteras son lugares donde el drama de la vida humana, su sufrimiento y sus aspiraciones, se desarrolla y nos plantean directamente una opción moral: construir puentes de encuentro o muros de miedo”, le dijo a Harris durante una reunión de líderes locales de organizaciones sin fines de lucro y grupos religiosos que ayudan a los migrantes en la ciudad fronteriza.

Dylan Corbett, del Hope Border Institute de El Paso, quien también asistió a la reunión, le dijo a Catholic News Service después de la reunión que la vicepresidenta parecía haber llegado con el intento más de escuchar que de hablar, pero dijo que ella “reconoció la contribución que la Iglesia Católica ha hecho en (el tema de) la inmigración y demostró voluntad para trabajar con la comunidad católica” en el tema.

Monseñor Seitz le dio la bienvenida a Harris “en nombre de Cristo, presente en nuestra comunidad fronteriza de muchas maneras hermosas, presente en nuestra resiliencia, nuestro espíritu de compasión y servicio y presente en los pobres que tocan nuestra puerta, en el migrante y refugiado”.

La Iglesia Católica, con el trabajo de cabildeo la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y sus organizaciones sin fines de lucro, como Catholic Relief Services, se ha enfocado durante mucho tiempo en el problema de entender y aliviar las causas que llevan a migrantes a dejar sus países en América Central y en otras partes del hemisferio en rumbo al norte, le dijo.

Pero los que migran no deben ser vistos a través del prisma de “los otros” o como si fueran un problema que solucionar, dijo el obispo Seitz.

“También debemos evitar el peligro de pensar que el problema es solo con ellos: su corrupción, sus economías subdesarrolladas, su violencia generalizada”, dijo. “Esto también es una forma de verlos como 'los otros'“.

Continuó: “No podemos ignorar nuestra complicidad histórica, nuestro enredo en una economía que mata, nuestra inacción ante el cambio climático, nuestro fomento de la violencia con armas de guerra y el consumo de drogas, nuestra obsesión por el poder sobre el bien común, nuestra adicción a los resultados de plazo corto, y esos que se oponen al cultivo paciente de la amistad social, nuestra indiferencia hacia la vida, nuestro racismo. Abordar las causas fundamentales significa abordar estas cosas también”.

Monseñor Seitz le contó a Harris sobre el reciente trabajo de la Iglesia católica de Estados Unidos durante una reunión cerca de Chicago con obispos de América Central, así como con otras organizaciones católicas sin fines de lucro, como el Hope Border Institute y Faith in Action (Fe en Acción), que han embarcado en una iniciativa para buscar una solución a lo que la administración Biden también quiere abordar: las razones que obligan a la gente a abandonar sus países de origen.

Monseñor Seitz habló de un próximo intercambio de visitas entre los obispos de los Estados Unidos y los de Centroamérica que puede incluir una visita a Washington. 

“La invito a que se una a nosotros”, le dijo. “Tenemos que trabajar juntos, señora vicepresidenta”.

Le pidió que en su tarea de abordar las “causas fundamentales” que obligan a personas a migrar, que se acordara de algo.

“Mientras lo hace, es importante que vea los temerosos muros de acero que marcan el límite sur de esta comunidad fronteriza. Y ver, más allá de ellos, el sufrimiento y las aspiraciones que motivan a las personas a dejar a sus familias y su patria”, dijo. “Son cosas que no pueden entenderse en abstracto, deben experimentarse”.

Pero también era importante abordar la difícil situación de quienes ya están en Estados Unidos, le dijo, y encontrar una solución a su situación legal.

“Los sacrificios de la pandemia soportados por nuestros Dreamers (soñadores), trabajadores esenciales indocumentados y sus familias, quienes aseguraron nuestra salud, nutrición y seguridad e hicieron posible nuestra recuperación, deben ir acompañados de nuestro apoyo dirigido a ellos en su lucha por la ciudadanía”, le dijo.  

“El arzobispo y mártir centroamericano, Oscar Romero, dijo una vez que 'hay muchas cosas que solo se pueden ver con ojos que han llorado'“, dijo el obispo Seitz. “La invito a tocar a los que sufren y a escuchar las historias de aquellos que se vieron obligados a acercarse a las puertas de esta ciudad en busca de protección. Debemos apoyar a nuestros vecinos en su lucha por ser artesanos de su futuro”.

Harris le agradeció al obispo, quien le entregó un rosario bendecido durante la ceremonia de canonización de san Oscar Romero en 2018. El rosario estaba en una pequeña caja con una foto del santo salvadoreño y el papa.

Le entrega del rosario, fue “un momento muy conmovedor”, dijo Corbett. Ella citó Miqueas 6: 8: “Oh hombre, él te ha declarado qué sea lo bueno, y qué pide de ti el Señor: solamente hacer juicio recto, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios”.

El secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, acompañó a Harris en la gira, al igual que dos demócratas del Congreso, el líder de la mayoría en el Senado Dick Durbin de Illinois y la representante Veronica Escobar de Texas.

Harris fue ampliamente criticada por grupos republicanos, algunos que protestaron en El Paso, por no hacer la visita antes y, más tarde, por no visitar un punto diferente en Texas, cerca de McAllen y Brownsville, que ve una gran cantidad de cruces de frontera ilegales u otra región de Arizona.

“Siempre fue el plan venir aquí”, dijo Harris cuando los reporteros en Texas le pidieron que comentara sobre las críticas que recibió. “Y creo que vamos a tener un día productivo”.

El día incluyó una visita a un centro de procesamiento donde se reunió con agentes de la Patrulla Fronteriza. Dijo que había sido su plan original visitar la frontera sur después de su viaje a México y Guatemala a principios de junio, donde también fue criticada, principalmente por defensores de inmigrantes, por enviar el mensaje “no vengan” a centroamericanos que están considerando dejar sus países en rumbo a los Estados Unidos.

“Dije en marzo que iba a venir a la frontera, así que este no es un plan nuevo”, dijo. “Pero la realidad es que tenemos que ocuparnos de las causas y tenemos que ocuparnos de los efectos”.