La educación católica ha sido parte integral de mi educación y desarrollo personal y ha formado mis valores, creencias y aspiraciones.

He asistido a la escuela primaria y media Cristo Rey y luego a la Escuela Secundaria Bishop Blanchet, por lo que he estado inmerso en la fe católica durante la mayor parte de mi vida. Esto ha influido profundamente en la forma en que enfrento los desafíos y las oportunidades. A medida que hago la transición a la Universidad de Washington, soy consciente del papel que puedo desempeñar en la difusión de mi fe y en la vivencia de sus principios en la comunidad en general.

En Bishop Blanchet, no solo he recibido una excelente educación, sino que también he cultivado una profunda conexión con mi fe católica a través de retiros, la lectura en la Misa y por medio de los años de servicio comunitario. Esta conexión ha desarrollado en mí una “brújula moral” y un sentido de propósito, guiándome hacia un camino de integridad, compasión y servicio a los demás.

Mi fe ha sido una fuente permanente de resiliencia y esperanza en medio de luchas personales: mi padre murió cuando yo era muy pequeño, y cuando estaba en octavo grado, mi madre recibió un diagnóstico devastador de cáncer. Las rondas de quimioterapia agregaron un inmenso desafío a nuestras vidas. A medida que la salud de mi madre se deterioraba y la incertidumbre de mi futuro se cernía sobre mí, me encontré a la deriva, especialmente con el inicio de la pandemia de COVID-19.

En esos momentos de confusión y miedo, parecía como si no existiera una luz que me guiara. Mi madre, mi roca, necesitaba ayuda y apoyo. Pero mi fe se convirtió en esa luz. Gracias a la oración y al apoyo incondicional de mi comunidad parroquial, fui testigo de una increíble demostración de amor y ayuda. La generosidad y amabilidad de los feligreses fueron invalorables, nos brindaron ayuda práctica y consuelo emocional en nuestros momentos más oscuros. Con una creencia inquebrantable en Dios y la determinación de perseverar, encontramos fortaleza en medio de la adversidad.

Me comprometo a llevar mi educación católica y mi fe conmigo más allá de la escuela secundaria. Tengo la intención de seguir participando en mi comunidad de fe, buscando oportunidades para profundizar mi comprensión de las enseñanzas católicas y compartiendo la fe con los demás. Planeo participar y asumir un papel de liderazgo en algún grupo de fe en la universidad. Mi esperanza es crear un ambiente de apoyo e inclusión donde los estudiantes puedan explorar y crecer en su fe.

También estoy decidido a seguir sirviendo a todas las personas y a mi comunidad, ya sea como voluntario en refugios locales, participando en excursiones de servicio o participando de iniciativas en defensa de la justicia social. Vivir mi fe significa trabajar activamente hacia una sociedad más justa y compasiva. Al encarnar los valores del amor, la misericordia y la solidaridad, fundamentales para la tradición católica, mi objetivo es ser una fuente de paz y esperanza para todos los que encuentro.

Con la gracia y la guía de Dios, confío en que podré vivir mi fe católica de manera auténtica y apasionada en todos los aspectos de mi vida.

Noroeste Católico — Junio/Julio 2024