P: Mi papá ha sido diagnosticado con cáncer y no estamos seguros de cuánto más estará con nosotros. Ha pedido que sus restos sean cremados y que se celebre un funeral. Mis hermanos piensan que debemos dividir las cenizas después del funeral y conservarlas en urnas en sitios especiales en nuestras casas. ¿Qué enseña la Iglesia acerca de la sepultura de las cenizas de un ser querido?
R: Gracias por su pregunta. Les aseguro mis oraciones a usted y a su familia en estos tiempos difíciles. Hace pocos años dirigí una peregrinación a Italia y visitamos las catacumbas de Sn. Calixto a lo largo de la Vía Apia a las afueras de Roma.
Las catacumbas son una inmensa red subterránea de bóvedas y pasadizos que servían como mausoleos donde los romanos antiguos sepultaban a sus difuntos. Cuando inició la persecución, los cristianos sepultaron también en las catacumbas a sus muertos, incluyendo a los mártires.
Las catacumbas eran sitios sagrados para la comunidad de los primeros cristianos donde el recuerdo y el espíritu de sus difuntos permanecían vivos. Así podemos ver cómo enterrar los cuerpos de los difuntos de forma adecuada y respetuosa ha sido un aspecto importante de la práctica cristiana, así como una costumbre desde el principio.
Contar con un espacio específico y sagrado reservado para nuestra familia católica que ha partido antes que nosotros es tan importante hoy como lo fue para los cristianos en la Roma Antigua. Conozco muchas personas que encuentran gran consuelo e incluso sanación al visitar con frecuencia las tumbas de sus familiares y sus amigos. Hacerlo nos recuerda que todavía son miembros de nuestra familia y que continúan siendo nuestros hermanos y hermanas en el Señor.
Dividir las cenizas entre los familiares y no dar sepultura adecuada a los restos conlleva el riesgo de retirar este importante beneficio spiritual y emocional de todos aquellos relacionados con el difunto.
Más aún, sepultar adecuadamente las cenizas de una persona no es solo una sugerencia piadosa. Es la ley de la Iglesia. Hacer con las cenizas de un ser querido cualquier cosa distinta de la sepultura adecuada, tal como esparcirlas o dividirlas entre los familiares, está estrictamente prohibido.
Debido a que la cremación está aumentando en varios países, el Vaticano ha emitido hace poco un documento titulado Ad Resurgendum cum Christo (Resucitar con Cristo), reafirmando la práctica perenne al respecto del manejo de las cenizas: “Si por razones legítimas se opta por la cremación del cadáver, las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente”.
El documento también señala que el funeral católico debe ser negado si es intención de la persona que sus cenizas sean esparcidas o que se disponga de ellas de otra forma que la sepultura apropiada.
Aun cuando esto pudiera sonar muy estricto, la regla subraya la importancia que da la Iglesia al trato respetuoso de los restos de un ser querido. Tres aspectos son importantes:
Primero, creemos que la muerte no nos separa; el difunto sigue siendo miembro de nuestra familia y como familiar nuestro, sus restos deben ser tratados de una manera digna acorde con su bautismo.
Segundo, creemos que el cuerpo es sagrado y no deja de serlo tras la muerte y la cremación.
Finalmente, la sepultura apropiada reafirma nuestra creencia en la resurrección de los cuerpos al final de los tiempos. Sn. Pablo nos recuerda de esto, “Porque, así como por un hombre viene la resurrección de los muertos, pues del mismo modo que por Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.” (1 Corinitios 15:21-22)
Como puede ver, la Iglesia tiene “razones pastorales para preferir la sepultura de los restos de los fieles” y eso significa sepultarlos en un cementerio católico o en otro lugar sagrado. Conservar las cenizas en casa o esparcirlas está expresamente prohibido.
Deseo y ruego por que pueda usted ayudar a sus hermanos a comprender esta importante enseñanza de la Iglesia y porque ayude a su familia a conservar la paz en el tiempo de pérdida.
El Padre Cal Christiansen es párroco de Sn. Pío X en Mountlake Terrace. Envía tus preguntas a “Pregúntale al Padre” a This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
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Noroeste Católico – mayo 2017