CIUDAD DEL VATICANO — La mejor manera de asegurar que la evangelización sea sobre Jesús y no sobre uno mismo es pasar tiempo en oración y especialmente en adoración eucarística, dijo el Papa Francisco a los miembros de los Oblatos de San José.

“Los jóvenes no nos necesitan a nosotros ¡necesitan a Dios!”, dijo el Papa a los miembros del capítulo general de la orden durante una reunión en el Vaticano el 26 de agosto.

“Cuanto más vivamos en su presencia, más capaces seremos de ayudarles a encontrarse con él, sin protagonismos inútiles y teniendo en el corazón únicamente su salvación y su plena felicidad”, dijo el Papa.

La gente de hoy, pero sobre todo los jóvenes, dijo, viven en un mundo donde lo que más parece contar es lo que está en el exterior: la propia apariencia, los logros o las aventuras.

“Pero una vida vivida toda ‘exteriormente’ te deja el interior vacío por dentro, como quien pasa todo el tiempo en la calle y deja que su casa se estropee por falta de cuidado y amor”, dijo el Papa. En su lugar, “hagan de sus corazones, de sus comunidades, de sus casas religiosas, lugares donde se pueda sentir y compartir el calor de la familiaridad con Dios y entre hermanos y hermanas”.

La vida de todo cristiano, pero especialmente de un miembro de una orden religiosa, debe estar anclada en “un ‘estar’ cotidiano con Jesús”, dijo. “No nos engañemos: sin Él no nos sostenemos, ninguno de nosotros. Cada uno tiene sus fragilidades, y sin el Señor que nos sostenga, no nos mantendríamos en pie”.

Participar en los sacramentos, escuchar y meditar la Escritura y pasar tiempo ante Jesús en la Eucaristía son partes esenciales de la vida religiosa, dijo.

“Y sobre esto quiero subrayar: a veces descuidamos la adoración, la oración de adoración, el silencio ante el Señor”, dijo el Papa Francisco. Los sacerdotes y hermanos de la orden deben imitar a San José, su patrón, y la forma en que respondió al “inmenso don de tener en su casa al mismo Hijo de Dios hecho hombre: estando con Él, escuchándolo, hablando con Él y compartiendo con Él la vida de cada día”.

El Papa también pidió a los miembros del capítulo general que pensaran en sus pecados y se dieran cuenta de que “que cuando cayeron en el pecado, fue porque no estaban cerca del Señor. Siempre es así. Quien está cerca del Señor se aferra inmediatamente y no cae”.