CIUDAD DEL VATICANO — Ya sea sencillo o elaborado, igual todos los años o en constante cambio, un belén se hace eco de “la belleza de nuestra fe”, escribió el Papa Francisco.

Con motivo del 800 aniversario de que San Francisco de Asís montara el primer pesebre navideño en una cueva de Greccio, Italia, la editorial vaticana ha recopilado textos del Papa Francisco sobre los nacimientos y le ha pedido que escriba una introducción especial.

Un mensaje clave del belén es que el misterio de la Navidad “ama esconderse en lo infinitamente pequeño”, escribió el Papa en “El Belén del Papa Francisco”, publicado en español por Romana Editorial en España en coedición con la Libreria Editrice Vaticana (y publicado en inglés en Estados Unidos por New City Press bajo el título “Christmas at the Nativity”.)

“Asombro y maravilla son los dos sentimientos que conmueven a todos, pequeños y grandes, ante el belén, que es como un Evangelio vivo que desborda de las páginas de la Sagrada Escritura”, escribió.

La edición italiana del libro salió a la venta el 21 de noviembre, justo dos días antes de que la oficina de correos del Vaticano comenzara a vender sus sellos de Navidad 2023, que también celebran la escenificación de un belén viviente en Greccio por San Francisco en 1223.

“La Encarnación de Jesucristo sigue siendo el corazón de la revelación de Dios, aunque se olvide fácilmente que su despliegue es tan discreto que pasa desapercibido”, escribió el Papa. “La pequeñez, de hecho, es el camino para encontrar a Dios”.

“Salvaguardar el espíritu del pesebre se convierte en una sana inmersión en la presencia de Dios que se manifiesta en las pequeñas cosas cotidianas, a veces banales y repetitivas”, prosiguió.

“Los pastores del pesebre son los que acogen la sorpresa de Dios y viven su encuentro con Él con asombro, adorándolo: en su pequeñez reconocen el rostro de Dios”, dijo. “Humanamente todos estamos inclinados a buscar la grandeza, pero es un don saber encontrarla de verdad: saber encontrar la grandeza en esa pequeñez que Dios tanto ama”.

En la noche de Navidad, los ángeles conducen a los pastores hasta un niño nacido en un pesebre: “no es un signo de poder, autosuficiencia o soberbia. No. El Dios eterno se reduce a un ser humano indefenso, manso y humilde. Dios se abajó para que pudiéramos caminar con él y para que pudiera estar a nuestro lado, no por encima y lejos de nosotros”.

La introducción del Papa Francisco al libro incluía también un mensaje especial para los jóvenes.

Aunque el cielo nocturno está lleno de infinidad de estrellas, en la historia de Navidad “destaca una estrella especial, la que llevó a los Reyes Magos a dejar sus casas y emprender un viaje, un camino que no sabían adónde los llevaría”.

“Lo mismo ocurre en nuestras vidas”, escribió el Papa. “En un momento dado, alguna 'estrella' especial nos invita a tomar una decisión, a hacer una elección, a emprender un nuevo camino. Debemos pedir con fuerza a Dios que nos muestre esa estrella que nos atrae hacia algo más que nuestras costumbres, porque esa estrella nos llevará a contemplar a Jesús, ese niño que nace en Belén y que quiere nuestra felicidad plena”.

El Papa Francisco también señaló que el primer belén de Greccio consistía sólo en un “pesebre con el heno, el buey y el asno”.

“Ante la escena de la Navidad, la gente que se había congregado allí manifestó una alegría indecible, nunca antes experimentada”, dijo. “A continuación, el sacerdote celebró solemnemente la Eucaristía en el pesebre, mostrando el vínculo entre la Encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, no había estatuillas en Greccio: el Belén fue creado y vivido por los los presents”.