CIUDAD DEL VATICANO — Los santos no eran conformistas “almidonados”, dijo el papa Francisco; eran “contraculturales y revolucionarios”.
La multitud de hombres y mujeres honrados en la solemnidad de Todos los Santos vivieron de acuerdo con las Bienaventuranzas, lo que los hizo decididamente fuera de lugar en el mundo, dijo el papa Francisco el 1 de noviembre antes de recitar la oración del Ángelus.
Con miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro, incluidos los que habían participado en la carrera de 10 km del Día de Todos los Santos, el papa Francisco también animó a la gente a no solo visitar los lugares de entierro de sus seres queridos al día siguiente, la solemnidad de los Fieles Difuntos, sino ir a Misa y rezar por ellos también.
Hablando de santos y la lectura del Evangelio del día de las bienaventuranzas, el papa Francisco se enfocó particularmente en “Bienaventurados los que trabajan por la paz”.
Todos dicen que quieren paz, dijo, pero a menudo lo que quieren decir es que quieren “que los dejen en paz, que no tengan problemas, solo tranquilidad”.
Pero, si uno lee las bienaventuranzas del Evangelio, dijo, verá que Jesús no dice: “Bienaventurados los que están en paz”, sino bienaventurados “los que hacen la paz, los constructores, los pacificadores”.
“Efectivamente, la paz hay que construirla, y como toda construcción requiere esfuerzo, colaboración, paciencia”, dijo. Y requiere actos de justicia y misericordia.
Mientras mucha gente hoy trata de convencer a todos de que solo el poder y la fuerza pueden garantizar la paz, la enseñanza de Jesús y el ejemplo de los santos muestran que “la paz no se logra venciendo o derrotando a alguien, nunca es violenta, nunca es armada”.
Para empezar a sembrar la paz, el papa Francisco pidió a las personas que se miraran a sí mismas y se preguntaran: “En los lugares donde vivimos, estudiamos y trabajamos, ¿llevamos tensión, palabras que hieren, chismes que envenenan, controversias que dividen? ¿O abrimos el camino de la paz: ¿Perdonaremos a los que nos han ofendido, cuidaremos a los que están en los márgenes, repararemos alguna injusticia ayudando a los que menos tienen? Esto es construir la paz”.
Al final de su discurso del mediodía, el papa pidió oración por su viaje del 3 al 6 de noviembre a Bahréin para que sus encuentros con los cristianos locales y con los líderes musulmanes promuevan, “en el nombre de Dios, la causa de la fraternidad y la paz”, que nuestros tiempos necesitan tan desesperada y urgentemente.
Y “por favor”, dijo, “no se olviden de la Ucrania mártir; oremos por la paz, oremos para que en Ucrania haya paz”.