CIUDAD DE MÉXICO — El padre Moisés Lira Serafín ha sido beatificado en una ceremonia en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en su México natal, donde es muy querido y es considerado como protector de la vida desde la concepción y se le atribuye el milagro de salvar la vida de un niño no nacido.

El Papa Francisco expresó su beneplácito tras el rezo del Ángelus este 15 de septiembre, diciendo a los fieles reunidos en la Ciudad del Vaticano: “Ayer, en la Ciudad de México, fue beatificado Moisés Lira Serafín, sacerdote, fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, fallecido en 1950, después de una vida dedicada a ayudar a las personas a progresar en la fe y en el amor al Señor”.

“Que su celo apostólico estimule a los sacerdotes a entregarse sin reservas por el bien espiritual del pueblo santo de Dios”, añadió el Santo Padre. “¡Un aplauso para el nuevo Beato! Veo allí las banderas mexicanas”.

Durante su Misa de beatificación el 14 de septiembre, el padre Lira fue recordado como una persona alegre y bromista, incluso en medio del dolor personal y físico, cuya humildad y servicio a los demás lo llevaron a vivir según el lema: “Es necesario ser muy pequeño para ser un gran santo”.

“El fundamento de su alegría (...) era hacer siempre la voluntad de Dios”, dijo en su homilía el celebrante, el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. “Como Jesús, esta era su fuente de alegría. Así vivió el Beato Moisés la ‘pequeñez’ de la que nos habla el Evangelio”.

El padre Lira nació en Zacatlán, en el estado mexicano de Puebla, el 16 de septiembre de 1893. Su familia sufrió penurias que ensombrecieron su infancia: su madre murió cuando él tenía sólo 5 años y se mudaba a menudo debido al trabajo de su padre.

“A pesar de todo, su carácter seguía siendo alegre, juguetón y bromista. En esto, nuestro Beato puede presentarse también como un modelo para muchas personas que tuvieron una infancia y una juventud afectivamente pobres”, dijo el cardenal Semeraro. “Los testimonios decían de él que era muy jovial, que le encantaba hacer feliz a todo el mundo y era evidente que su alegría brotaba de su interior, ciertamente por su relación estable con Dios”.

El padre Lira ingresó en el sacerdocio con la congregación de los Misioneros del Espíritu Santo en 1922. Como sacerdote, vivió la persecución religiosa que marcó a México durante la Guerra Cristera y — cuando las iglesias estaban cerradas — celebraba Misa en secreto y llevaba la Comunión a los enfermos.

Más tarde fundó las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. “Movido por el Espíritu Santo, no buscaba simplemente dar una respuesta social a las necesidades de su tiempo, sino que pretendía ofrecer una respuesta evangélica a las necesidades tanto sociales como espirituales de la sociedad y la Iglesia”, según una biografía facilitada por la Arquidiócesis de Ciudad de México.

El padre Lira falleció en 1950 y fue declarado venerable el 27 de marzo de 2013 por el Papa Francisco, en uno de los primeros actos de su pontificado.

La beatificación del padre Moisés Lira se produjo tras el reconocimiento de un milagro que involucró a la bebé no nacida de una mujer a la que se le diagnosticó hidropesía fetal — una acumulación de líquido que suele ser mortal — en el quinto mes de embarazo. En una entrevista concedida al periódico Desde la Fe, de la Arquidiócesis de Ciudad de México, la mujer declaró que su médico le recomendó interrumpir el embarazo para evitar que el bebé sufriera.

Rosa María Ramírez Mendoza, cuya familia vive en el estado central de Guanajuato, encontró un folleto con la obra del padre Lira. Ella no sabía quién era.

“Pero al leer que había intercedido por una mujer, pensé: ‘Si ayudó a esta mujer, a mí también me puede ayudar’. Así que, en mi desesperación, le pedí que intercediera por mí y me propuse rezarle durante nueve días”, dijo Ramírez.

Al volver a ver al médico durante el sexto mes de embarazo le dijeron que su bebé gozaba de buena salud.

“Soy el ejemplo de que Dios existe”, dijo Lissette Sarahí, la hija de Ramírez, que nació el 6 de septiembre de 2004.

“Este es un mensaje muy fuerte de parte de Dios”, dijo el padre David Padrón, promotor de la beatificación del padre Lira, según The Associated Press. “Y a lo mejor las mamás que tengan algún problema durante la gestación de sus hijos se le pueden encomendar”.

David Agren escribe para OSV News desde Ciudad de México.