Todos los días, entre el almuerzo y la clase de salud y bienestar, los niños de segundo grado en la Escuela de la Sagrada Familia en Lacey pasan la mayor parte de la Cuaresma escribiendo a los 200 alumnos de último año, muchos de ellos encerrados debido a la pandemia. 

Sus iniciativas enseñaron valiosas lecciones en la oración, la gratitud y la importancia de contactar a aquellos que están pasando necesidades. 

 “A veces nadie recibe cartas, y se ponen contentos al recibir una”, comenta Grace, uno de los 10 alumnos en la clase de Ann Saunders, con distanciamiento social en Sagrada Familia, escuela afiliada a la Parroquia del Sagrado Corazón. 

 “Les hace feliz porque tal vez están pasando un mal momento”, relata su compañero John.

 “Es hacer lo correcto”, agrega Molly. 

En cada nota, los alumnos escribieron que estaban orando por los alumnos de último año de Sagrado Corazón, que les deseaban un bendecido día e incluían un dibujo original— un día, el dibujo tenía un arcoíris con corazones, una imagen de María, flores de primavera y un huevo de Pascua de Resurrección.

Un alumno dibuja un huevo de Pascua de Resurrección para una persona mayor. Foto: Stephen Brashear

 “Los alumnos están aprendiendo el poder de la oración”, expresó Saunders, “porque oramos un misterio del rosario por día, y las intenciones durante la Cuaresma son por los ciudadanos de la tercera edad”. Ellos realmente están pensando en la persona a la que escriben en ese día. Me conmueve profundamente”. 

Christina Alton, directora de la Sagrada Familia, relató que el “Espíritu de oración [de Saunders] y escribir han inspirado a una generación de alumnos de todas las edades.

Gratitud por correo

Saunders, feligresa de Sagrado Corazón, comenta que empezó a escribir notas a cientos de personas mayores de la parroquia durante una campaña denominada “Pensando en ti” que se realizó el año pasado durante el confinamiento en casa. Cuando llegó la Cuaresma y sus alumnos necesitaban seleccionar una obra de caridad para la temporada, pensó que podrían adoptar ese proyecto. 

Saunders y sus alumnos no estaban esperando que las personas mayores les respondieran.

A Ann Saunders le encanta enseñar segundo grado en la Escuela de la Sagrada Familia en Lacey. Foto: Stephen Brashear

 “Gracias por la amabilidad y los buenos deseos — y aprecio las oraciones durante esta Cuaresma”, escribió una mujer. “Somos abuelos y no hemos podido pasar tiempo con nuestros nietos”. 

Otra carta llegó de una mujer de 94 años que vive en un hogar para la tercera edad. “Es un placer recibir buenos deseos”, escribió. “Antes de que el virus se pusiera tan mal, me gustaba ir a la iglesia los domingos en Sagrado Corazón. El mes pasado me vacunaron…será bonito cuando todos estemos vacunados y no tengamos que preocuparnos por el virus, ¿no?”

 “Me han impresionado mucho”, manifestó Saunders sobre las respuestas que recibió la clase, ahora publicadas en el “muro de la gratitud” en el aula. “Ha sido tan divertido leerlas”. 

Globos con caritas felices fueron un regalo de una persona mayor para agradecer a la clase por su amabilidad y por sus oraciones. Foto: Stephen Brashear

Una mujer trajo globos con caritas felices para toda la clase. “Quería agradecernos por la buena obra que habíamos hecho recordándole a ella y a su marido en nuestras oraciones, y decirnos que ahora ellos están orando por nosotros”, relató Saunders. 

Cuando esos niños de 7 y 8 años escuchan que los ancianos están orando también por ellos, “miran con los ojos bien abiertos”, agrega Sounders. 

 “Estas cartas de los niños de la clase de la Srta. Sounders han tocado los corazones de muchas personas que están sufriendo el aislamiento” de la pandemia, explica el Padre Tim Ilgen, párroco del Sagrado Corazón. “El amor y la alegría de Dios han llegado lejos gracias a este simple gesto de afecto”. 

Crecer en la fe

El diácono Terry Barber, quien está asignado al Sagrado Corazón y hace un servicio de oración mensual en la Escuela Sagrada Familia, fue uno de los que recibieron una carta. “Fue realmente emocionante y sorprendente recibir una nota de ellos”, dijo el Diácono Barber, un educador jubilado. "No tenía idea de que este era uno de sus proyectos de Cuaresma".

Después de su servicio regular de oración (transmitido desde una habitación en otro lugar del campus de la escuela), el Diácono Barber realizó una visita sorpresa a la clase para agradecerles. También les escribió una nota: “Realmente aprecio saber que están orando por mí durante la Cuaresma. ¡Yo estoy haciendo lo mismo por ti! Te amo y también nuestro Dios bondadoso y amoroso te ama".

Alumnos de segundo grado oran las Estaciones de la Cruz con su maestra en la gruta en la Escuela de la Sagrada Familia. Foto: Stephen Brashear

Ha sido un año ajetreado y lleno de fe para los estudiantes de segundo grado.

En la escuela, han memorizado el Padre Nuestro, el Ave María y la Gloria, el Credo de los Apóstoles y la Oración de Fátima, y han aprendido sobre el Vía Crucis y la Misa, dijo Saunders. Y cada semana, se identifica a un estudiante como el líder de oración de la clase. Los estudiantes también se han preparado en la parroquia del Sagrado Corazón para la primera reconciliación y la primera comunión. Durante dos semanas en la escuela, Saunders ayudó a reforzar lo que sus alumnos aprendieron sobre la reconciliación y el examen de conciencia.

“Solo quiero que se den cuenta de que Jesús los ama”, dijo.

Entonces, ¿qué creen los estudiantes de segundo grado que Jesús diría sobre ellos escribiendo cartas a los estudiantes del último año?

Solo se levantaron un par de manos mientras los estudiantes reflexionaban sobre esa difícil pregunta, pero un estudiante, Marco, lo resumió: "Le gustaría".

Con las cartas de Cuaresma  y la pandemia que parece disminuir, el objetivo es que sus estudiantes se mantengan en contacto con las personas mayores del Sagrado Corazón; después de todo, expresó Saunders, todos deben saber que alguien está pensando en ellos y que Jesús los ama.

Noroeste Católico – Mayo 2021