En solo seis años como párroco y tres años como líder de la parroquia San Miguel en Snohomish, el padre Michael Dion ha aprendido lo que es llegar al límite de su capacidad para satisfacer las necesidades de sus feligreses. 

“Estoy preocupado por las finanzas y el mantenimiento. Me preocupa encontrar recursos y líderes”, expresó el padre Dion.

Su asistente pastoral administrativo recientemente aceptó una nueva posición, dejando al padre Dion con más responsabilidades operacionales en la parroquia, que actualmente cuenta con 900 hogares registrados. En diciembre, en el lapso de solo dos días, inspeccionó una ventana rota en la escuela parroquial, recorrió el edificio de la escuela para evaluar un proyecto de restructuración de aulas, ayudó a mover muebles para permitir que el personal de mantenimiento pudiera trabajar y, además, le comunicaron que el viejo refrigerador de la cocina de la parroquia necesitaba ser reparado por acumulación de hielo. 

Estas ocupaciones le impiden pasar tiempo con sus feligreses. 

“Hay tanta sed de Dios en la vida de las personas y a menudo yo no puedo pasar tiempo con ellos de la manera que necesitan”, manifestó el padre Dion. “Ese es uno de mis mayores problemas como párroco —hay tanto para hacer y no hay suficientes personas, recursos ni dinero para hacerlo todo”, confesó. 

El padre Dion no es el único. Es un desafío que muchos sacerdotes de la arquidiócesis están enfrentando ante la disminución en la cantidad de sacerdotes y de feligreses.

El Padre Michael Dion revisa una pérdida de agua en la sala de mantenimiento en su parroquia en Snohomish. (Stephen Brashear)

La arquidiócesis cuenta con 80 párrocos diocesanos para 174 parroquias, pero la proyección a futuro es de 66 párrocos para el año 2036. Además, la tendencia a largo plazo es que haya menos personas asistiendo a Misa, recibiendo los sacramentos y participando activamente en sus parroquias y ministerios. Las finanzas representan un desafío para muchas parroquias, y los edificios parroquiales en el área de jurisdicción de la arquidiócesis necesitan de un mantenimiento que resulta muy costoso. 

“Con todos los cambios que estamos enfrentando hoy —a nivel global, cultural y dentro de la Iglesia— queda muy claro que, continuar con el estado actual de las cosas ya no es una opción”, expresó el arzobispo Paul D. Etienne al anunciar Compañeros en el Evangelio, el siguiente paso en la planificación pastoral estratégica para la arquidiócesis.  

“ʻCompañeros en el Evangelioʼ es un plan que se trata de cómo enfrentamos esta realidad…para revitalizar nuestras parroquias y permitir que las personas vivan su fe católica a un nivel cada vez más profundo”, agregó el arzobispo.

La estructura principal: las familias de parroquias 

Compañeros en el Evangelio, anunciado a las parroquias el 21 y 22 de enero, se enfoca en la revitalización de las comunidades parroquiales y en encender de nuevo la llama de la fe de los católicos en toda la región del oeste de Washington, ayudándolos a cumplir con la misión de Cristo de llevar el Evangelio a otros. 

“Compañeros en el Evangelio” unirá a dos o más parroquias para formar una sola “familia de parroquias” que se podrá beneficiar de una combinación de talentos, dones y recursos financieros; de su liderazgo y de sus feligreses. 

Un objetivo de esta restructuración es “permitir a nuestros párrocos ser más pastorales y estar más presentes para los fieles, en vez de estar enfocados en las tareas administrativas y preocuparse por los recursos, las instalaciones y todos los otros aspectos de la vida parroquial”, explicó Caitlin Moulding, gerente principal de operaciones para la arquidiócesis. 

“Nuestros párrocos desean ser buenos pastores”, agregó. “Desean ser padres para sus comunidades”. 

Pero, “Compañeros en el Evangelio” se trata, más bien, de crear familias de parroquias, expresó el arzobispo Etienne. “Se trata de invitar a cada miembro de la Iglesia a hacer su parte para parecerse más a Cristo y mostrar a Cristo a los demás”, añadió. “Queremos caminar con ustedes. Queremos que encuentren su lugar en este momento presente”. 

El padre Dion manifestó que “Compañeros en el Evangelio” también es una oportunidad para crear equipos de sacerdotes para servir a cada familia de parroquias, con la esperanza de que cada sacerdote pueda servir según sus virtudes —ya sea trabajando con los jóvenes, en ministerio sacerdotal o visitando a las personas confinadas al hogar u hospitalizadas. 

El borrador del plan que presenta la propuesta de familias de parroquias se compartirá con los feligreses en el otoño de este año, luego de meses de estudio, oración, discernimiento y opiniones de varios grupos arquidiocesanos consultados, incluyendo sacerdotes, el consejo presbiterial arquidiocesano, el personal de parroquias y líderes de las escuelas. 

Los feligreses del oeste de Washington estarán invitados a brindar su opinión antes de que el arzobispo Etienne haga el anuncio final de las familias de parroquias a principios de 2024. Los párrocos serán nombrados a mediados de 2024 y cada familia de parroquias estará bajo un párroco a partir de julio de 2024. Con esto inicia un proceso de tres años de duración para que las familias de parroquias caminen juntas hasta convertirse en una sola parroquia en 2027.

Aunque la arquidiócesis definirá la conformación de cada familia de parroquias y nombrará a su párroco, la familia de parroquias será responsable de discernir su futuro. Esto significa que el párroco, junto con el liderazgo y los feligreses, tomará las decisiones sobre, por ejemplo, qué ministerios ofrecer y cómo manejar sus finanzas; cómo utilizarán sus instalaciones y proveer asistencia social para vivir su fe y compartir el Evangelio con los demás. 

Hacer frente al cambio enfocados en la misión de Cristo

Los líderes arquidiocesanos, sacerdotes y feligreses reconocen que la iniciativa “Compañeros en el Evangelio” traerá muchos cambios y desafíos.

“El cambio por una razón, con un enfoque y un objetivo específico en mente es, para mí, hacer lo correcto”, manifestó Jesús Gómez Sánchez, feligrés de la parroquia San José de Vancouver y miembro del Consejo Pastoral Arquidiocesano. ʻCompañeros en el Evangelioʼ nos ayudará a adaptarnos a los tiempos para ser una nueva generación de católicos más fuertes, vitales, enérgicos, positivos e inclusivos”, agregó. 

Un desafío inicial que enfrenta “Compañeros en el Evangelio” es el apego (saludable) que los feligreses tienen hacia sus parroquias, “porque han tenido una experiencia bella y continuarán teniéndola”, expresó el Padre Colin Parrish, párroco de la iglesia Santa Ana, en Seattle. 

Los feligreses deben saber que “continuarán teniendo esa bella experiencia, incluso mejorada, pero mejorada de una manera inesperada”, agregó el Padre Parrish.  

La iniciativa “Compañeros en el Evangelio” ayudará a los feligreses a cumplir con sus responsabilidades como discípulos misioneros, especialmente en una de las regiones del país con más población que no pertenece a ninguna religión, expresó el Padre Scott Connolly, párroco de cuatro parroquias del sur de Seattle: San Eduardo, San Jorge, San Pablo y San Pedro. 

“Las personas tienen la necesidad de escuchar la Buena Nueva del Evangelio. Como católicos, nosotros necesitamos llegar a ellas”, agregó el Padre Conolly. “Nuestra capacidad de ser discípulos Misioneros y de salir a compartir la Buena Nueva es realmente la misión de la Iglesia y la misión de Cristo en el mundo”. 

Por medio de la iniciativa Compañeros en el Evangelio, el arzobispo Etienne espera ver más personas asistiendo a Misa, recibiendo los sacramentos y fomentando la fe “para construir el reino de Dios aquí en la Arquidiócesis de Seattle”. 

El arzobispo solicita a todos los católicos de la arquidiócesis que participen de “Compañeros en el Evangelio” durante los próximos meses. 

“Nuestra oración, nuestro discernimiento, nuestro proceso y su participación es lo que definirá el resultado”, resaltó el arzobispo Etienne. “Sigamos orando. Sigamos esperando y confiando. El Señor está con nosotros y nos guiará hacia un futuro brillante y esperanzador”.


EN NÚMEROS

  • 80 párrocos diocesanos para 174 localidades
  • 66 párrocos diocesanos según los cálculos para el año 2036

Entre el 2010 y el 2019:

  • 11.1% menos asistencia a Misa
  • 35.5% de los feligreses registrados asisten a Misa y la tendencia es a disminuir
  • 11.4% de baja en sacramentos
    • 30.2% de baja en bautismos
    • 18.5% de baja en matrimonios
  • 64% de las parroquias operan con un déficit financiero*

*Excluyendo los ingresos extraordinarios

Fuente: Informe sobre la realidad actual - Compañeros en el Evangelio


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