Caminar dos millas diarias, completar crucigramas y asistir a Misa semanalmente en Providence Mount St. Vincent en West Seattle mantienen activo al padre James Eblen, de 83 años.
Como sacerdote jubilado, espera ansioso pasar tiempo con amigos de toda la vida en el retiro anual para sacerdotes jubilados en Ocean Shores. El año pasado, quedó impresionado por un taller de sus compañeros sobre cómo sobrellevar la demencia.
“Los sacerdotes de nuestra arquidiócesis son personas independientes”, expresó el padre Eblen. “Pero lentamente están comprendiendo al mensaje [de la arquidiócesis], ‘Queremos ayudarles. Dígannos qué necesitan’”.
Una de las maneras en que la arquidiócesis está encarando las necesidades del creciente grupo de sacerdotes mayores es por medio de Care with Grace (“Cuidado con Gracia”, en inglés). El programa, establecido en 2018, está disponible para cualquier sacerdote arquidiocesano de más de 70 años, de acuerdo a lo manifestado por Nick Schoen, director ejecutivo de la Oficina arquidiocesana del vicario para el clero.
Care with Grace conecta a sacerdotes, como el padre Eblen, con agentes de cuidado, para ayudarles a crear un plan individualizado para enfrentar el futuro.
La primera reunión del padre Eblen con su agente de cuidado, Janet Pomeroy, de la compañía VillagePlan, comenzó como una grata visita. Y luego ella le preguntó: “¿Qué hará cuando ya no pueda vivir en su condominio?”.
“Me dejó pasmado”, confesó el padre Eblen. “No había pensado en eso antes”.
Pomeroy brinda al padre Eblen recursos útiles, lo llama regularmente para ver cómo está (normalmente se salen del tema y conversan sobre los eventos actuales) y en ocasiones lo acompaña a citas médicas.
“Su perseverancia es impresionante”, manifestó el padre Eblen. “Incluso sin ninguna razón en particular, ella llama para preguntarme cómo estoy”.
Un cambio hacia el cuidado preventivo
Schoen explicó que muchos feligreses tal vez no se dan cuenta de que los sacerdotes diocesanos reciben un salario. Esto significa que cada sacerdote es responsable de pagar su propio cuidado y su costo de vida cuando se jubile. Los sacerdotes cuentan con la jubilación arquidiocesana y seguro médico, además de la Seguridad Social, para cubrir su costo de vida —incluyendo cuidado en el hogar o cuidados prolongados en una residencia para personas mayores, continuó Schoen. Algunos sacerdotes suplementan sus ingresos con estipendios que perciben cuando substituyen a otros sacerdotes en parroquias, incluyendo la celebración de Misas y los sacramentos, agregó.
Antes de Care with Grace, la mayor parte de los fondos arquidiocesanos de apoyo para sacerdotes (designados para sacerdotes de cualquier edad que enfrentan gastos por problemas de salud o una crisis personal) terminaba en manos de algunos sacerdotes en crisis, explicó Schoen. Care with Grace fue creado para gastos de cuidado preventive por medio de la participación de los sacerdotes en su propio cuidado, planificando y previendo antes de que se desate una crisis, añadió.
Pomeroy manifestó que los sacerdotes con quienes trabaja se muestran agradecidos por el apoyo, a pesar de que algunos parecen, al principio, reticentes a reunirse con ella.
“Intento explicarles que solo estoy allí para escuchar cualquier preocupación que puedan tener”, relató Pomeroy. Y si surge un problema de salud en el futuro, ella les dice: “Es más fácil intervenir cuando ya estás en conocimiento”.
Mary Lynn Pannen, una enfermera que fundó la empresa de manejo de cuidado de la salud Sound Options en 1989, comenzó a trabajar con la arquidiócesis en 1997 como la encargada del manejo de la salud del arzobispo Thomas J. Murphy cuando éste tuvo leucemia. En 2018, cuando la empresa fue adquirida por VillagePlan, Pannen relató que ella y la arquidiócesis empezaron a analizar más profundamente cómo podían ser más “pro-prevención”.
“Si hubiéramos suscrito antes a los sacerdotes”, explicó Pannen, “se hubiera podido evitar más situaciones críticas”. La intervención parece estar funcionando. Antes de Care with Grace, 12 sacerdotes (cinco en situación crítica) estaban recibiendo servicios de manejo del cuidado de su salud.
Hoy en día, hay 72 sacerdotes de más de 70 años en la arquidiócesis; Schoen explicó que 58 de ellos (el 81%) participa del programa. Desde 2018 hasta 2021, la cantidad de sacerdotes en situación crítica ha disminuido del 40% al 6%, mientras que el costo promedio por sacerdote se redujo en un 50%, afirmó Schoen.
“Creo que estamos ayudando a los sacerdotes a tomar las riendas del manejo de su salud por medio de la planificación, que incluye las finanzas, para que cuando llegue un momento crítico, ellos tengan el apoyo y estén preparados financieramente para ello”, agregó.
Construyendo sobre la base de una confianza sólida para un mejor futuro
Las personas que trabajan en Care with Grace buscan construir una base de confianza con los sacerdotes para convertirse en sus defensores y mediadores, “lo cual lleva su tiempo”, manifestó Pannen.
“Queremos ayudarles con su propia independencia”, agregó. “Cuando se dan cuenta de que no estamos aquí para sacarlos de su hogar o cambiarles la vida, comienzan a abrirse”, expresó. “Tal vez nos cuenten cosas que no les cuentan a sus familias. Y si uno de nosotros encuentra que una situación no es segura, buscamos la forma de resolverla para mantenerlos seguros”.
Una persona que trabaja en el manejo del cuidado de la salud está llenando un vacío cuando los sacerdotes, como el padre Eblen, cuyos parientes más cercanos viven en el medio oeste, no tienen familiares cerca. Cuando los familiares están disponibles para ayudar, Care with Grace trabaja con ellos.
“Si logramos que las familias confíen en nosotros”, agregó Pannen, “entonces podemos intervenir y hacer el trabajo más duro”.
Anne Kettenring, miembro de la parroquia San José en Chehalis, ayudó a cuidar de su hermano, el padre John J. Renggli, durante cuatro años antes de su fallecimiento en 2019.
“Él necesitaba ayuda para manejar su condición médica”, explicó Kettenring, “no podía acordarse de tomar su medicamento, incluso si se lo repetía 97 veces”.
Ella trabajó con Pannen y otros en el manejo del cuidado de su salud, probando estrategias como llamadas diarias, pero eventualmente decidieron que el cuidado a tiempo completo era la mejor opción para el padre Renggli, afirmó.
Otro sacerdote que recibió ayuda de Care with Grace fue el padre George O. Rink. Aunque sus sobrinos y respectivas parejas lo cuidaban, necesitaban apoyo adicional cuando su salud comenzó a empeorar, explicó su sobrina política, Stacia Rink, miembro de la parroquia de Todos los Santos en Puyallup, y madre del seminarista Kyle Rink.
Cuando el padre Rink se volvió ciego unos años antes de su fallecimiento, la familia hizo todo lo posible para mantenerlo en un ambiente familiar, relató Stacia Rink. Durante sus últimos años de vida, el padre Rink estuvo confinado al lecho, y el desafío era encontrar cuidado las 24 horas.
Care with Grace ayudó a la familia a lidiar con estas dificultades, declaró, y el padre Rink al final “acabó teniendo una excelente y amorosa segunda familia”.
Emma Skjonsby, agente de manejo de cuidado de la salud, relató que la mayoría de los sacerdotes con los que trabaja están abiertos a que se les ayude y deseosos de recibir una visita.
“Se sienten orgullosos de mostrarte las obras de arte que han coleccionado o recuerdos que recibieron de feligreses”, expresó. Aunque uno de los sacerdotes que visita a menudo sufre mucho dolor, él siempre intenta hacerla sonreír”.
“Siempre se gasta alguna broma acerca de sus sermones”, agregó Skjonsby.
Pomeroy manifestó que le encanta la perspectiva espiritual de los sacerdotes mayores con los que trabaja.
“Con frecuencia son más amorosos con nosotros de lo que somos con ellos”, acotó. “Retribuir lo recibido está en su naturaleza”.
El padre Eblen explicó que algunos de sus hermanos sacerdotes se resisten a participar de Care with Grace, pero otros le dicen: “Está bien, parece algo bueno. Hablemos y veamos qué se puede hacer”.
Pomeroy expresó que el padre Eblen siempre está abogando por sus compañeros sacerdotes. “Este es su trabajo ahora”, agregó. “Él está ayudando a cuidar de otros sacerdotes”.
A pesar de que el padre Eblen se mantiene activo y tiene confianza en su cuidado médico, saber que hay una persona encargada de su cuidado le ayuda a tener más tranquilidad.
“Yo sé que tengo un aliado confiable para lo que el futuro me depare”, declaró.
Noroeste Católico – Febrero/Marzo 2023